El socialismo se muere de éxito

Sí, han leído bien. El socialismo está muriendo de éxito. Esa es mi opinión. Y voy a argumentarla brevemente.

Lo primero que quiero hacer es definir qué entiendo por socialismo en este artículo. Y no me refiero aquí al término empleado por Marx, como ideología que busca la superación de la sociedad capitalista en una sociedad sin clases, sino que me refiero a lo que modernamente se ha llamado socialismo democrático o socialdemocracia. Es decir, a la ideología del conjunto de partidos que formaron la antigua Segunda Internacional y más modernamente denominada Internacional Socialista (PSOE, PSF, SPD, PASOK, PSI, etc). que consiste básicamente en un capitalismo con un nivel de impuestos muy fuerte que a su vez garantice subsidios y un sistema educativo y sanitario gratuitos. Algo que era un sueño para los socialdemócratas en 1915 y que convirtieron en su razón de ser, en su gran objetivo estratégico. Mientras tanto, los comunistas construyeron la URSS con los resultados de todos conocidos.

Pero en los últimos años, todos estos partidos socialistas están sufriendo un importantísimo retroceso. Comenzó la debacle con el fin del Partido Socialista Italiano, al que siguió luego el griego PASOK y al que se han sucedido las importantísimas crisis que sufre la socialdemocracia en Reino Unido, Alemania, en España y ahora también en Francia, donde el otrora poderoso PSF no ha llegado al 7% de los votos en las últimas elecciones.

¿Y por qué ocurre esto? Hay diferentes causas o razones, pero en mi modesta opinión, lo fundamental es que la ideología que dio lugar al surgimiento de la socialdemócrata a principios del siglo XX (apuntalamiento del estado del bienestar dentro del sistema capitalista, subsidios sociales, alto nivel de impuestos, libertades democráticas) son hoy una realidad en toda Europa. Es más, mientras que en los inicios del siglo XX o en otros países, como en Estados Unidos, las fuerzas de derechas no apoyan estas políticas y se oponen furiosamente a las mismas (defendiendo por tanto un modelo abiertamente liberal), lo cierto es que la derecha europea ha hecho suyas estas políticas hasta el punto de que si nos fijamos, sea el país que fuere en el que gobierne la derecha, lo cierto es que no acaban ni con subsidios, ni con los altos niveles impositivos, ni con el aborto ni con el divorcio, ni con un amplio gasto en educación y sanidad. Esa es, digan lo que digan, la verdad. Y por ello, el socialismo democrático, alcanzados sus objetivos fundacionales,  tiene dos opciones: o fusionarse realmente en un mismo cuerpo político con quien en la práctica defiende las mismas ideas (la derecha) o bien lanzarse hacia la extrema izquierda, asumiendo postulado políticos que tradicionalmente han sido propios del comunismo o de ideologías ajenas al socialismo originario (feminismo, ecologismo, animalismo…).

Defender que el socialismo fue anticapitalista y extremista, como defienden algunos militantes, es una falta a la verdad. ¿O acaso no fue el PSOE quien realizó la reconversión en los años ochenta, privatizó las empresas públicas, aprobó el aborto, diseñó el sistema educativo y sanitario que tenemos y nos metió en la OTAN?  ¿Cuál de esas políticas ha sido derogada por el Partido Popular? Ninguna.

Hoy, se pongan como se pongan las bases socialistas y algunos de sus dirigentes, lo cierto es que desde postulados socialdemócratas ya no hay margen para enfrentarse a la derecha real, porque la derecha se ha echado a la izquierda hasta confundirse con ella como si dos líquidos echados en un mismo recipiente se hubieran acabado mezclando hasta hacerse indistinguibles uno de otro y conformar una sola sustancia.

Afortunadamente, esa sustancia es la de la moderación y el consenso. Espero que los socialistas se den cuenta de su triunfo real y no se echen a la izquierda para convertirse en lo que nunca fueron: comunistas.

Es tiempo de unirse frente a los extremismos, que solo pueden medrar si las personas buenas y sensatas nos fijamos más en lo muchísimo que tenemos en común que en lo poco que nos separa.. Quiera Dios que seamos capaces de mirar a los demás con empatía para verlo.

En manos de la televisión

En las últimas semanas se han ido sucediendo una serie de noticias que son verdaderamente escandalosas. Y no me estoy refiriendo simplemente a los casos de corrupción, que lo son y mucho. La familia Pujol o Ignacio González se suman a una larga y desastrosa lista que encabeza, tristemente, la propia Casa Real. No es que los minimicemos, pero la corrupción ha existido y existirá siempre (como ya señalamos en otra entrada en este mismo blog), porque no es que los políticos sean corruptos, sino que los seres humanos son corruptos y ha sido, es y será imposible evitarlo.

Pero en este contexto de corrupción generalizada, quiero poner el énfasis en un aspecto que, entre la hoguera de informaciones que nos consume, se ha relegado a un discreto segundo o tercer plano y que, sin embargo, es una muestra mucho más palpable que el Tramabús de cómo funciona nuestro sistema político. La Guardia Civil, en su afán persecutorio de la operación sobre el Canal de Isabel II ha interceptado unas grabaciones en las que el presidente del diario La Razón y adjunto al presidente de Atresmedia,, un anteriormente desconocido Mauricio Casals, le dice a un encarcelado por la operación que «el sándwich al PSOE con La Sexta funciona de cine». Es decir, reconoce que la línea editorial de La Sexta sirve para potenciar a Podemos y, como consecuencia, debilitar al PSOE, lo que a su vez favorecería al PP, pues una gran parte del electorado, temeroso de que gobierne un partido de extrema izquierda, que apoya tácita o expresamente dictaduras como la cubana o la venezolana, votaría al PP como forma de evitar el triunfo de los comunistas de Podemos.

Efectivamente, este hecho se está produciendo y de ahí que, a pesar del lodazal cotidiano de casos de corrupción que asola al PP, la mayor parte de los españoles le han confiado, aunque poniéndose unas pinzas en la nariz, su voto.

A menudo oímos hablar a muchas personas jactándose de su independencia. Hemos podido ver en las tertulias de La Sexta a periodistas cercanos al PP y cercanos a Podemos enfrentarse de forma ácida, reivindicándose como paladines de la moral y la dignidad. Hay podemitas que hablan como si ellos mismos fueran Jesucristo resucitado, que vinieran a liberar a la humanidad (o al menos a España) de la opresión de una casta insana, de una trama abominable. y criticando a los medios. ¿Pero qué sería de Pablo Iglesias y de Podemos sin La Sexta? ¿No participan todos de otra trama infecta? ¿Por qué no aparece en el Tramabús el propio Casals o Marhuenda o el mismo García Ferreras? Hemos oído también a los gobernantes del PP enfrentarse a ellos un día para a los dos o tres días estar entre rejas. Vemos a diario a ese portento de la intelectualidad, un tal Wyoming, reírse y ridiculizar a los populares, sabiendo que es un peón de una estrategia diseñada desde Génova para debilitar al PSOE.

Y ahora resulta que todo esto no es más que un circo en el que unos y otros se rhan repartido las caretas para medrar a costa del pobre ciudadano que, debe optar entre Guatemala y Guatepeor. Porque para un votante moderado, para una persona con cierto sentido común y un mínimo de inteligencia, escuchar a este personaje es una garantía de que Rajoy gobernará siempre.

Así que por un lado, tenemos un Gobierno que en vez de potenciar un PSOE leal con España, la Unión Europea y el capitalismo reformista (lo que sería lógico) prefiere crear un Frankenstein que aterrorice a las personas conservadoras y les haga cautivo de su mensaje: yo o el caos. Por el otro, tenemos un partido comunista que se ha rebautizado y ocultado tras el 15-M de la misma forma que ahora Le Pen quiere ocultarse disolviendo el Frente Nacional en un movimiento de patriotas.

Y los pobres ciudadanos españoles, ¿qué podemos hacer? Pues al menos, ser conscientes de que por mala que sea la corrupción económica, que lo es; peor es la corrupción moral. Al menos ser conscientes de que estamos en manos de la televisión y de que estas no son las bases de la regeneración pues la estrategia de elevar un monstruo comunista de la nada (como ha hecho Podemos gracias a la televisión), solo puede conducir al final a la violencia.

¿Qué va a ser de Podemos?

Esta ya es. la tercera entrega dedicada a este partido político. Nos proponemos en ella explicar cuáles son a nuestro juicio las razones que han llevado a. Podemos a la situación de crisis que padece hoy día, a escasas horas de su Vistalegre 2, y cuáles son las perspectivas que creemos se abren para este partido político en las próximas semanas y meses.

Vayamos por partes y comencemos por las causas de la situación actual

Podemos: Un partido oportunista

El surgimiento de Podemos no fue algo espontáneo (como ellos nos han intentado hacer  creer) ni tampoco el resultado de una nueva correlación de fuerzas social (como también ellos mismos han intentado difundir), sino el resultado de la intención consciente por parte de viejos grupos de extrema izquierda, de capitalizar la movilización y los sentimientos de simpatía de millones de personas . Y por ello, al ser Podemos un partido oportunista basado en la integración de esos viejos grupos pre-existentes, es normal que en esa heterogeneidad aviven con facilidad las diferencias e se impulse la crisis. Así pues, para entender la crisis del Podemos actual hay que profundizar en los objetivos diferentes que persigue cada uno de sus viejos grupos fundacionales.

Los trotskistas-maoístas son los padres de Podemos

Podemos surge porque un grupo de extrema, Izquierda (Anticapitalista, herederos de la Liga Comunista Revolucionaria y del Movimiento Comunista) realiza allá por enero de 2014 un análisis acertado de la situación . Su título es muy significativo: Mover ficha: convertir la indignación en cambio político. La idea era capitalizar las movilizaciones del 15-M presentándose como sus inequívocos impulsores. Este manifiesto es difundido por el diario Público. ¿Saben quién es el propietario de Público? Jaume Roures, ese viejo amigo de Zapatero al que el antiguo presidente le concediera la cadena de televisión La Sexta. ¿Y saben en qué partido militó Roures antes de ser rico y burgués? Acierto. En la Liga Comunista Revolucionaria; es decir, en Izquierda Anticapitalista, donde en buena lógica, sigue teniendo buenos y viejos amigos. Todo esto es accesible en Wikipedia, no me lo estoy inventando. Basta con pinchar en los enlaces que dejo en este artículo para ver que es verdad.

A este manifiesto se adhieren Monedero y Pablo Iglesias arrastrando a su grupo de amigos de la facultad y a otros activistas de extrema izquierda de su entorno, tanto jóvenes como maduros.  Los Anticapitalistas aceptan a Pablo Iglesias no porque les guste un estalinista (eso es imposible para un verdadero trotskista), sino porque Pablo Iglesias ya se había hecho famoso en Intereconomía desde la primavera de 2013 y ellos en su manifiesto decían textualmente que era imprescindible «La presencia de una serie de personalidades con proyección mediática como cara pública del proyecto». Lógicamente, estos chicos de Anticapitalistas llevan en política muchos años y ya se habían ido escaldados de Izquierda Unida en 2007 (donde estaba el mismo Pablo Iglesias), pero ahora le aceptan sabiendo lo que es (un zorro estalinista), porque no tienen otro igual que sala en la tele como él. Anticapitalistas obtuvo unos birriosos 15.000 votos en las elecciones de 2009 y ahora en 2014 se frotan las manos pensando que pueden llegar a millones de personas. Bien vale la pena, piensan, aliarse hasta con el diablo (el estalinismo), si es, para conseguir sus objetivos. Hoy alcanzar la tarta de votantes y mañana…, ya veremos. Por ahora, la idea que aúna a todos es fingirse jóvenes indignados y capitalizar el voto del 15-M.

Pablo Iglesias: el caballo de Troya estalinista

Y Pablo Iglesias se suma también a ese carro de la mentira. Y ya que Anticapitalistas se viste de indignado, pues él también. Y Monedero, el cobrador de Venezuela, también. Y el otro que es ocupa, también,; y el otro que es activista de lo que sea, también… y el otro, y el otro y el de más allá… ¿Por qué no? Si al fin y al cabo,ellos no tienen oficio ni beneficio y la «gente» a la que se dirigen no dejan de ser unos pobres desgraciados que no pueden ni imaginarse que son simples peones pasivos a los que engañar y movilizar.

¿Y quién este Pablo Iglesias? Un chico obediente, marcado por su apellido más que un nieto de Franco, educado por su padre estalinista, madre, tía y abuela estalinistas y tutorizado por los cuadros comunistas como Monereo desde los 14 hasta los 21 años. ¿Que´puede esperarse de una persona así educada? Salvo que tenga una enorme personalidad (que no la tiene) Pablo Iglesias no podía ser otra cosa que un vulgar estalinista. Es muy difícil abandonar a tu familia y a tu pasado. Y el pobre Pablo Iglesias no ha podido hacerlo. A mí desde el principio me pareció que Pablo Iglesias era un submarino de Anguita y del viejo PCE. Los hechos parecen confirmarlo.

Quien no ha tenido contacto nunca con estalinistas no sabe cómo son. Yo, desgraciadamente para mí, tengo contacto con ellos desde la infancia y los conozco muy bien. Los estalinistas se caracterizan tradicionalmente (desde Stalin) por su doblez, su cinismo y su obsesión por el control del poder. Esos son sus rasgos distintivos mucho más que su ideología comunista. Así, hemos podido ver a Pablo Iglesias enorgullecerse de que era comunista siempre que fuera en actos comunistas para negarlo poco después en actos de Podemos o en platós de televisión. Pero en realidad, Pablo era un mero peón de Anguita y del estalinismo tradicional y su objetivo, desde el principio, fue estalinizar Podemos. Para ello, monta una estructura donde todo depende del Secretario General, que es él, por supuesto. Una vez conseguido esto en Vistalegre 1 (ante la ingenuidad de la militancia y de sus propios compañeros de Podemos), va defenestrando a quien no procede de las Juventudes Comunistas como él, hasta formar una dirección totalemente homogénea y férrea. Como denunciaba Luis Alegre, son todos sus viejos compañeros de las Juventudes Comunistas, que según él «lo tienen secuestrado». En la misma línea, publica otro artículo otro profesor de la universidad, también cofundador de Podemos: Carlos Fernández Liria. Huele todo al viejo estalinismo que hasta hemos podido ver en las últimas semanas una foto en la que se ve al viejo grupo fundacional de Podemos con Iglesias en El Centro. Aparecen rodeados con un circulo todos los que ahora han sido desplazados del poder por Pablo Iglesias. Son casi todos. Me recuerda a la foto de un libro sobre Stalin en la que salía el comité central del PCUS en 1917. En 1940 solo quedaba uno vivo: era Stalin. Que no le quepa a nadie la menor duda de que el objetivo de los estalinistas es el control absoluto de Podemos. Y para ello, tienen que destruir a todos los demás.

Los ingenuos profesores de universidad y el más listo de la clase: Errejón.

Junto a Pablo Iglesias y por debajo de él, al fundar Podemos, quedan sus compañeros de facultad (personas con escaso bagaje académico como él y más preocupados por los «movimientos sociales» y vivir una vida «guay» y «chachi» que por preparar sus clases o investigar en serio). Casi todos chicos bien, procedentes de buena familia, algo ingenuos y lo suficientemente altruistas como para vivir de papá y mamá hasta poder vivir del erario público. Gente que desconoce la historia del movimiento obrero y que no ha hecho política en serio nunca, más allá de organizar sencillos abucheos a Rosa Díez o a quien se acerque por su feudo de Sociología. Estos chiquillos (aunque tengan cincuenta años como Bescansa) viven en el limbo de su ingenuidad. Y la imagen de Pablo Iglesias, que sale por la tele y encima da las clases sentado en el suelo en vez de en la tarima., les subyuga. Desde luego no parece Stalin,  sino Jesucristo. ¿Puede haber un profesor mejor? Y se creen su cuento. Y le apoyan hasta sus últimas fuerzas. Y se creen todo eso de la democracia y la representatividad (algo que un estalinista desprecia por definición).. Y cuando se quieren dar cuenta, su viejo amigo Pablo les quiere llevar al matadero o fuera del partido. Pero atención: hay uno de ellos que es el más listo de la clase. Y parece más tonto de lo que es, pero no es nada tonto. Y además tiene un papá que se las sabe todas. Un tipo que ha sido capaz de militar en la extrema izquierda desde los años setenta y ser director general con la UCD y el PP tiene un mérito impresionante…. ¿O no? Yo estoy seguro de que Pablo Iglesias pudo engañar a todos menos al padre de Errejón. Y Errejón padre orientó a Errejón chico para que se preparase para dar e salto. Y al final, el chico dócil, ese que se comía un pan con azúcar y parecía un niñito, es el que le puede quitar a los Anticapitalistas y a los estalinistas la tostada. ¿A qué es divertido? Y por eso, Errejón y los profesores de universidad que le rodean, que están comprendiendo la verdadera naturaleza del estalinismo, se aprestan a la batalla.

Posiciones ante la batalla de Vistalegre

  1. Pablo Iglesias quiere ganar y que Errejón siga en el partido; pero mucho ojo, bien sumiso, como la cara amable que atraiga el voto más a la derecha sin espantar a los comunistas tradicionales. Eso es posible si Iglesias engaña y Errejon se deja engañar… o finge que se deja engañar esperando su momento. Pero ante todo, Iglesias quiere ganar y para eso lanza un órdago: Yo soy el más mediático. Si yo pierdo, me voy de las televisiones y del escaño.  ¿Qué vais a hacer sin mí, chicos?
  2. Errejón por su parte quiere que Iglesias siga siendo el líder oficial para aprovechar su tirón mediático, pero quiere que sean sus ideas (más abiertas al PSOE) las que triunfen. Eso es imposible. Si Pablo no vence ideológicamente, se retirará para crear una crisis.
  3. Los Anticapitalistas quieren que cualquiera de los dos gane, pero con la suficiente debilidad como para que les necesiten. Por preferir, que gane Errejón, al que suponen más maleable que a un estalinista.

¿Qué va a ocurrir en Podemos?

Pues visto lo visto, ahora ya entramos en la política-profecía, algo que me encanta. Puede ocurrir cualquier cosa, pero yo voy a hacer mi análisis y con el tiempo veremos si me equivoqué o no. Las claves son las siguientes:

  1. El voto puede estar manipulado. Una votación a través de Internet…. Malo. De hecho en las votaciones anteriores de Podemos ya ha habido irregularidades.
  2. Si gana Pablo Iglesias, hará una limpia tremenda dentro del partido y quien se oponga realmente a sus posiciones o le haga sombra real a su liderazgo nacional, saldrá de la organización (bien expulsado o bien se le hará el vacío hasta que se vaya). Si gana Pablo Iglesias, será el fin de Podemos porque la inmensa mayoría de los votantes, los que deciden las elecciones, ya saben que es un comunista disfrazado. Y eso no tiene arreglo. Es decir, el triunfo de Iglesias es la marginación segura de Podemos. Eso al PP le vendría de maravilla.
  3. Si gana Errejón, Pablo Iglesias dimitirá, pero quedará dentro mientras crea que sus ideas pueden tener más proyección que en Izquierda Unida. Comenzará la guerra interna en Podemos para volver al poder. Eso significa que Podemos sufrirá el mismo proceso que sufrió el PCE de enfrentamientos, navajazos internos y divisiones. Electoralmente, a Podemos le irá mejor e incluso podrán plantearse superar al PSOE, siempre que Iglesias vaya desapareciendo de la escena.

En todo caso, lo vamos a pasar en grande. Este es el circo de Podemos, el de los chicos que juegan a Juego de Tronos.

 

 

 

Los que aprobamos somos nosotros

La entrevista publicada el 22 de enero de 2017 con el ministro Méndez de Vigo en El País no tenía desperdicio. Tal es así que quizá en próximas entradas la analicemos más en profundidad. El eco de la misma ha llegado a todos los grupos de profesores que hay en la Red provocando furiosos comentarios. Lo más llamativo son sus declaraciones sobre los suspensos que el propio periodista usaba como titular: “He comprendido que repetir curso no es la solución”.

Efectivamente, amigos, el pobre ministro por fin, rodeado por todas partes de los más sesudos exorcistas de la nueva pedagogía ha comprendido. Antes era tonto (al fin y al cabo, es un asqueroso del PP), y no comprendía. Era como San Pablo antes de caerse del caballo. Pero por fin se hizo la Luz y él mismo, no ha tenido más remedio que cambiar de forma de pensar y abrazar enfervorizado el credo de la pedagogía innovadora. ¡Aleluya!

Hablando un poco más en serio, sus declaraciones me recuerdan a las de los judíos quemados en las hogueras por la Inquisición o a las de los pobres rusos asesinados por Stalin en los procesos de Moscú tras confesar sus crímenes contra el estado soviético. No creo que tampoco Méndez de Vigo vaya a correr mejor suerte. Por mucho que Méndez critique a Wert, se haga el progresista y haga la ley más chachi y más guay, siempre le van a tachar de facha y de reaccionario. ¡A la hoguera! Es lo que tiene ser del PP y tener en contra a Wyoming y compañía.

Y claro que todos sabemos que lo que ha dicho el ministro es mentira. Por supuesto que cualquiera que ha dado clase (un maestro, un profesor y hasta un burro de Goya, que también los hay) sabe que la repetición de curso es buena con los buenos alumnos, con los recuperables, con los que han cometido un error, con los que se han abandonado a la molicie porque sus padres lo han consentido o porque se han dejado influir por sus compañeros. Cualquier persona que da clase sabe además que con los alumnos a los que no les ayuda la repetición, no sirve nada más que dejarles pasar de curso para que fastidien a sus compañeros y perviertan el sistema educativo. Decir que la repetición no sirve, tal y como afirman los progres, quiere decir en la práctica (obviamente) que lo que sí sirve es dejar pasar a todos los alumnos que deberían suspender. ¿Alguien se imagina una clase de esquí (o de cualquier cosa, oiga) en la que los que no quieren estudiar retrasen a los que sí quieren hacerlo?

Porque es que además, cualquier persona que da clase sabe que hoy en día solo suspenden los alumnos que no quieren aprobar, los que no van a clase o van como si no fueran. El sistema da a estas criaturas de Dios mil opciones, programas de refuerzo y diversificaciones para que aprueben sin saber absolutamente nada y es tan triste todo que hasta obtienen todos estos seres humanos la misma titulación, tanto el mastuerzo que no pega un palo al agua como aquel héroe (o heroína, que también conocemos esta palabra) que se esfuerza.

¡Como no nos vamos a encender los que damos clase (los maestros, los profesores y hasta los burros de Goya, que también los hay)! ¡Y por eso incendiamos las redes! ¡Por supuesto!

Y eso que no decimos en los claustros, ni en las salas de profesores, ni en las Redes que quien aprueba a esos alumnos son los ministros y los inspectores. Los que firman las notas son el ministro y nuestro inspector. Los que se ponen nerviosos (¿por qué?) cuando llegan las evaluaciones son ellos. Los que votan levantando la mano en los equipos educativos para que el mastuerzo titule aunque tenga dos, tres y hasta cuatro suspensas no somos nosotros, sino el ministro y el director. Los que sabemos hasta qué punto nos corrompen/nos corrompemos somos nosotros.

Los que sostenemos la mentira que cuentan todos los demás somos nosotros con nuestra firma en las actas de evaluación. Y los que luego le echamos las culpas al ministro, al director, a los padres y a todo el mundo menos a nosotros mismos, somos nosotros también.

Y todo eso no es propio de maestros, ni de profesores valientes y comprometidos, sino de los burros de Goya (que también daban clase).

 

¿Quién es quién en la guerra de Podemos?

Parece que por fin ha estallado la guerra en Podemos. El partido que iba a cambiar la política está reproduciendo los mismos elementos viejos, de toda la historia de la humanidad, demostrando una vez más que la lucha por el poder es uno de los móviles más poderosos para los seres humanos hasta el punto de que algunos llaman a sus partidos precisamente Podemos. Tratamos en esta entrada de reflexionar sobre cuáles son las fuerzas reales en litigio.

Además hay que recordar que uno de los eslóganes más coreados en las manifestaciones del 15-M fue «¡Que no, que no, que no nos representan!» suponiendo que las fuerzas como el PSOE o el PP no representaban a la población española. Podemos surgió (esa era la teoría) como la fuerza que iba a representar a todas esas personas que iban a las manifestaciones. Pero ¿a quién representan realmente cada una de sus tres corrientes?

Pablo Iglesias o el comunismo travestido.

La familia fundamental hoy en Podemos es la comunista tradicional. Es por ello por lo que la vamos a dedicar el grueso de nuestro artículo. Yo siempre he mantenido la teoría de que Pablo Iglesias era en realidad un submarino de los comunistas de Anguita; es decir, que Iglesias es un comunista travestido por puro oportunismo ¿En qué me baso para decir esto? En primer lugar, Pablo Iglesias fue educado en el más puro estalinismo. Sus padres ya eran militantes del PCE (su padre en concreto apoyó el terrorismo del FRAP) y su madre era liberada de CCOO y abogada laboralista. ¿Podemos imaginar sus conversaciones familiares en las comidas y sobremesas? ¿Qué cosas le dijeron sus padres sobre el mundo y la vida desde que aprendió a hablar? ¿Por qué no hizo la comunión y si militó en la UJCE desde los catorce años?. Por pura lógica (su nombre lo delata) fue diseñado, criado, educado y amaestrado por sus padres desde pequeño para convertirse en un estalinista. De hecho, militó en las Juventudes Comunistas desde su infancia (UJCE). Desde el principio fue dirigente y asistió a escuelas de cuadros estalinistas donde fue instruido, entre otros por Manuel Monereo, un ex-miltante del PCPE al que integró en las filas de Podemos en 2016. Tras salir de las Juventudes Comunistas, Iglesias siguió manteniendo lazos con el partido de sus padres hasta hoy. Fue asesor de Gaspar Llamazares en las elecciones de 2011 (cuando aún no se había apropiado del 15-M). Pablo Iglesias nunca ha ocultado esos lazos ni tampoco su admiración por figuras como Lenin, Fidel Castro o Ernesto Che Guevara. Basta con leer su biografía o ver sus videos para darse cuenta de lo que acabo de afirmar. En ese que ponemos aquí en concreto, podemos ver con nitidez todo su pensamiento político. Son dos horas de video, pero no tienen desperdicio.

Como es excesivamente largo, ofrecemos este otro con un minuto que resume el mismo.

Ya en las últimas elecciones, Pablo Iglesias consiguió que Podemos aceptase una alianza con Izquierda Unida, embarcó como Caballo de Troya a Alberto Garzón y cuando creía que el sorpasso era un hecho, metió en las listas a su padre político (Monereo)  y Anguita acudió a su mitin en Córdoba para bendecir esa fusión.

Muy probablemente, toda esta operación se había gestado en secreto meses atrás en reuniones entre Pablo Iglesias y Anguita. Esto es lo que explicaría el odio que el otro sector de Izquierda Unida (enemigo de Anguita) tiene a Podemos. Es la típica pelea a muerte entre estalinistas. Nada nuevo desde 1924.

Ahora, que se acerca Vistalegre 2, Pablo Iglesias, mientras exige una dirección absolutamente centralizada en la que el secretario general (es decir, él mismo) pueda ordenar y componer todo a su antojo, habla también de unidad y de fusión con otras fuerzas más amplias. A nadie dentro de Podemos se le escapa que esa fusión es con el viejo PCE. De esta forma, el PCE desembarcaría en Podemos con el objetivo lógico de dominarlo. Vistas así las cosas, para Pablo Iglesias, Podemos no es más que una careta tras la que ocultar su verdadera ideología comunista. Sabiendo que la población rechazaría esta ideología, hay un esfuerzo consciente en Pablo Iglesias por ocultar sus orígenes. Este caudillo en ciernes es en realidad un guía que intenta conducir a millones de personas a un sitio donde no quieren ir: al comunismo. Es un comunista travestido. En este video expresa él mismo con claridad meridiana  su cínico planteamiento.

La tendencia errejonista

Íñigo Errejón encabeza el otro lado de esta tensa pugna. Es hijo de un miembro del antiguo PTE, otra organización maoísta, por lo que también le viene el ultraizquierdismo de cuna. Sin embargo, curiosamente, ha sido capaz, como su padre (un alto funcionario del Estado) de equilibrar este ultraizquierdismo con criarse en el municipio más exclusivo de España (Pozuelo) viviendo de forma bastante diferente a cómo lo hacían las personas a las que quiere representar. Muy probablemente sus conocimientos sobre las condiciones reales de vida de la clase trabajadora sean inexistentes o se reduzcan a su trato con el servicio doméstico.. Ideológicamente, se ha decantado por un modelo podemita al estilo peronista; es decir, intentando crear un partido interclasista en el que las palabras pueblo o patria signifiquen los míos sin excluir a personas de ningún sector social. Laboralmente, ha vivido de la universidad colocado a dedo y a tiempo parcial por otros profesores de su misma cuerda ideológica a costa del erario público.

Criado a los pechos de Pablo Iglesias en la facultad, Errejón se ha rebelado. Es muy significativo el tono paternal y de superioridad con que Pablo Iglesias habla en el video anterior sobre «su amigo». Con amigos como estos, ¿para qué queremos enemigos? El caso es que el pequeño Íñigo se ha rebelado y puede quitarle el juguete a su viejo jefe. Dedicaremos a esta rebelión un capítulo aparte, pues creo que linda con el terreno de la psicología.  Muy probablemente en la rebelión protagonizada hoy tengan mucho que ver su padre y la poscion de El País, alentándole a ella desde hace meses.

El grupo Prisa en general ha intentado exagerar las diferencias internas entre Iglesias y Errejón, ofreciendo además una imagen negativa, extremista y agresiva de Iglesias, mientras muestran a Errejón como una personas más moderada, dialogante y sensata (y por tanto favorable a un pacto con el PSOE). Basta con ver la columna elogiosa que le dedicó el fin de semana pasado Manuel Vicent. Es obvio que El País cree que el errejonista es un sector más influenciable y “derechista” y en el caso de una debacle o un colapso electoral del PSOE (partido sobre el que Prisa se ha sostenido durante los cuarenta años de la Segunda restauración) se convertiría en su opción preferente. Entienden los prisaicos que dándo una imagen positiva sobre la corriente errejonista en sus informaciones van a conseguir a la larga influir sobre Errejòn y su sector, acercándoles a posiciones moderadas y manipulables para sus intereses. Por eso, Iglesias se queja de que Errejón quiere construir un PSOE-2.

Los ultraizquierdistas de Izquierda Anticapitalista

El tercer grupo en litigio es el encabezado por Miguel Urbán y Teresa Rodríguez. Estos forman parte de un partido previo denominado Izquierda Anticapitalista, que supuestamente se disolvió para intergrarse en Podemos. Como podemos suponer y demuestra su existencia como corriente, estos militantes se seguirán reuniendo aparte para pactar su estrategia interna dentro de Podemos. Izquierda Anticapitalista procede del naufragio del Movimiento Comunista (maoísta) y la Liga Comunista Revolucionaria, (trotskista mandelista); es decir, se trata de una organización de extrema izquierda también comunista, que se presentó muchas veces a las elecciones de forma abierta sin obtener resultado alguno, pero que ahora, tras la careta de Podemos, ha obtenido mucho más éxito.

¿Qué tienen todos en común?

Pues su anticapitalismo, su odio al sistema democrático representativo y a la libertad de empresa y su simpatía por el separatismo y por los regímenes radicales de izquierda de antes, de ahora y de mañana.

También tienen en común otros elementos: su oportunismo y falsedad. Todos se aprovechan e intentan capitalizar los restos del 15-M fingiendo su identificación con las personas que allí se movilizaron. Todos quieren quedarse con esa tarta y el problema es que difieren sobre cómo hacerlo. Tras su abierta lucha por el poder, ha quedado muy claro que, por sus métodos y sus ansias, están peleándose igual que se ha peleado siempre en estos casos: a cara de perro. Lejos queda el eco del «¡Que no nos representan!” que decían encabezar. Lo cierto y verdad es que ahora ellos están peleando por ver quien se lleva el gato al agua, quien se queda como representante de los que no tenían representación. Y no lo olvidemos, la tarta o el bollo suizo por el que ellos pelean, somos nosotros.

¿Cuál es la esencia real de Podemos?

Desde hace semanas se viene hablando de las luchas internas en Podemos. El día 11 de febrero celebran un congreso en el que decidirán su nueva estrategia política y su dirección. El fenómeno Podemos me resulta tan apasionante que voy a realizar una serie de entradas en estos días para analizarlo.

Podemos, hijo de la televisión y no del 15-M

La primera cuestión importante es señalar cuál es el origen de Podemos. Desde sus inicios, Pablo Iglesias trató de rentabilizar el movimiento del 15-M divulgando la imagen, falsa, de que ellos habían sido los impulsores de aquella acampada. No es cierto. Fuero los medios de comunicación y,  muy especialmente los linces de la cadena derechista Intereconomía, quienes (el día 25 de abril de 2013, dos años después) contribuyeron decisivamente a la popularización de la figura de Pablo Iglesias y le permitieron granjearse la imagen de representante oficioso del 15-M. Pueden ver el video colgado más arriba para ver esta primera intervención del presentador de La Tuerka. Lo cierto, y basta para ello con echar un ojo a la biografía de Pablo Iglesias en Wikipedia, es que durante los años 2011 y 2012, el señor Iglesias estuvo a sueldo como asesor de Izquierda Unida y de Alternativa Galega de Izquierdas. Es en 2013, tras ser catapultado a la fama por la televisión más derechista de España y luego aparecer de forma constante en La Sexta, cuando se dan las condiciones para que surja Podemos: el conocimiento de la población española de una nueva figura mediática. Es decir, como ocurre hoy con los escritores de moda (como Jorge Javier Vázquez)  la madre real de Podemos es la televisión, un medio en el que Pablo Iglesias ha demostrado sobradamente su habilidad, hasta el punto de granjearse una imagen que le asocia indisolublemente al 15-M sin merecerlo.

Podemos como grupo de amigos

Es más, al crear Podemos, Pablo Iglesias echa mano esencialmente de su grupo de amistades y no de las masas que llenaron la Puerta del Sol y desde el primer momento intenta dirigir de forma centralista la organización. No hay entre sus líderes ni un obrero, ni un empresario, ni nadie que haya tenido un empleo estable fuera de la universidad. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que decían los amigos del despotismo ilustrado. Y es que es curioso y altamente significativo que un partido político que se reclamaba enemigo de la “casta” (ahora menos porque ya son todos diputados), este compuesto esencialmente por un grupo de amigos (tan amigos que incluso ha protagonizado romances con sonoras rupturas entre sí) y que además proceda del medio profesional más endogámico (superando incluso al Ejército) que hay en España: la universidad, una institución donde hay más  enchufes entre los profesores que en las paredes. Y es que si hay una casta en España, no les quepa duda, como señalamos en nuestra entrada anterior, es la de los profesores universitarios. De esa casta procede la que nos va a limpiar el país de la otra.

El hacha y la serpiente: Sociología de la Complutense

La base de Podemos es la facultad de Sociología de la Complutense. De ahí proceden Pablo Iglesias, Monedero, Bescansa, Errejon, Rita Maestre, Ramón Espiran y tantos otros. Ser profesor de esa facultad no quiere decir que sepan más que usted o que yo, sino que simplemente tienen un amigo allí que usted y yo no tenemos. Un apunte sobre la facultad de Sociología. Yo formé parte del Sindicato de Estudiantes durante los años 1986-1987 y era el encargado de ir allí a las asambleas como representante. El lugar, en plena época de los años de plomo del terrorismo etarra, era impresionante. En el aula magna, estaba dibujado, presidiendo la sala, el escudo de la ETA (ya saben, la serpiente y el hacha) rematado por las letras “Bietan Jarrai”. El decano de la facultad permitía esto. El rector de la Complutense también. ¿Se imaginan un congreso científico o una clase en el salón de actos de toda una facultad presidida por el escudo de una organización terrorista? Pues no se lo imaginen: era así. Este es el caldo de cultivo que ha hecho posible que estas personas sean profesores de universidad. Vean esta galería de fotos para hacerse una idea cabal de cómo son ahora allí las cosas.

Puño de hierro interno o la sombra de Lenin

Y desde el principio, Pablo Iglesias ha intentado que el control de la organización no se escape de su mano de hierro. Yo asistí por curiosidad a las asambleas de Podemos que planificaron su primer congreso y pude comprobar el funcionamiento estalinista de la organización. Recuerdo que en la asamblea de El Puerto se nos dijo que los círculos no podían consensuar propuestas con otros círculos para firmar documentos conjuntos para el congreso. No podían hacerse documentos conjuntos. En esa reunión les dije a sus simpatizantes que si no podían hacerse documentos conjuntos en su organización a nivel de la base, el resultado de las votaciones estaría claro: irían a Madrid centenares de documentos pero nadie los leería siquiera. Cada militante conocería el documento de su círculo y el de Pablo Iglesias. Por pura lógica, ganaría el único documento que conocerían todos los militantes antes de llegar allí, el de Pablo Iglesias, que salía todos los días por la televisión y lo difundía urbi et orbe. No me equivocaba. Pablo Iglesias salió elegido por abrumadora mayoría. Es también significativo que una fuerza política que proclama la mayor democracia y la mayor representatividad abogue sin embargo internamente por ser una organización con un fuerte poder centralizado por el jefe. Es el modelo organizativo del leninismo. Pablo Iglesias ha leído el ¿Qué hacer? de Lenin. Yo también.

Lobos y corderos en el mismo corral.

Desde su posición de líder absoluto ideó una estrategia (que fracasó) para tomar el poder en España durante 2016 y proclamó una y otra vez que su fuerza política había nacido para hacer que «el miedo cambiase de bando», «para asaltar los cielos» y «para enseñar los dientes a los poderosos». Un discurso agresivo que alternaba con otro un tanto naif  y hasta cursi con el que pretendía enamorar al menos a media España: la sonrisa de un país. Su intención era contentar a todas las personas que podían estar en contra del PP; desde los jóvenes inconformistas y radicales cercanos al separatismo y a los antisistema y a los progresistas desencantados del PSOE. Ser cordero y lobo a la vez. Trabajo complicado que ha estado en la propia esencia de Podemos desde el principio y que hasta ahora no les ha dado el fruto esperado. El futuro dirá si lo consiguen.

¿Quién teme a Donald Trump?

Durante los últimos meses, la prensa española y europea, se ha lanzado a una agresiva campaña contra Donald Trump (el nuevo lobo feroz) que ha sido secundada también por los políticos de todo el continente, exceptuando a Putin y a los partidos xenófobos y ultranacionalistas de la UE, como en Francia (Le Pen) o en Inglaterra (Nigel Farage). Y Donald Trump, que carece al parecer de complejos,  les ha dado material más que sobrado para alimentar su fuego. Comentarios y actitudes machistas (algunas calificadas como delictivas), gestos de megalomanía y poses más propias de un irascible chico de barrio que de un presidente de la mayor potencia del planeta, encargado (aunque él no quiera) de velar por la paz y el desarrollo mundial.  De este hombre, al final, a la prensa y a la Unión Europea en general no nos gusta ni el peinado. Tanto es así, que nada más conocerse su victoria, se decretó una cumbre de ministros de la Unión Europea para hacer frente común contra el trumpismo rampante.

¿Por qué se teme tanto a Donald Trump?

Pues tememos tanto a Donald Trump no por lo que nos pueda dar (que se imagina que no nos va a dar nada) sino por todo lo que nos puede quitar. Y eso son tres cosas: La OTAN, el comercio con Estados Unidos y la estabilidad europea.

El final de la OTAN enfrentará a Europa a su realidad pacifista

Si Donald Trump no paga la OTAN, automáticamente los europeos nos quedamos sin un ejército común, salvo que lo paguemos nosotros. Y teniendo en cuenta que el ejército más poderoso europeo es el británico y ya está fuera de la Unión y que el siguiente en número es el turco, pues eso quiere decir que no habrá ninguna decisión importante en la que los europeos tengan peso. De hecho, la avalancha de refugiados sirios que ha desestabilizado la Unión se ha producido porque Europa ha sido incapaz de intervenir allí, con lo que la población siria se  visto obligada a huir y además ha podido hacerlo sin que nadie lo impidiera. Una intervención militar en Siria habría evitado ambas cosas. En el fondo, Europa pagará el hecho de no gastar dinero en defensa y fiarlo todo al hermano mayor norteamericano. Será como hasta ahora, pero peor; porque todos los poderes medianos y fuertes, desde Marruecos a Rusia, sabrán que cada país de Europa, desde Polonia hasta España, se habrá quedado solo con sus propias fuerzas. Y eso quiere decir que países pacifistas estarán rodeados por países beligerantes. Eso se llama vulnerabilidad. Y como dice el adagio: «la debilidad invita a la agresión».

La crisis del comercio mundial es la gran amenaza

En segundo lugar, Trump ha prometido a sus votantes (los más pobres de los norteamericanos) que no se importarán productos que puedan poner en peligro sus empleos. Eso quiere decir proteccionismo. Es decir, impedirá que las empresas americanas produzcan en China e impedirá que quien no produzca en Estados Unidos pueda vender allí. De hecho, ya ha amenazado a BMW con encarecer sus coches  con aranceles del 35%. Si Donald Trump hace esto, el comercio europeo y mundial con Estados Unidos decaerá con toda seguridad y eso quiere decir bajadas de salarios y pérdidas de empleos en todo el mundo. La riqueza que ha conseguido la población coreana, china, hindú o en Singapur está en peligro y con ella, el propio crecimiento internacional. Globalización o crisis. Esa es la disyuntiva. Y si hay crisis y guerras comerciales, las guerras de verdad acabarán también produciéndose. Los años treinta empezaron así.

La Unión Europea, con todo lo que implica, está en peligro

Finalmente, Donald Trump simpatiza con todos aquellos que quieren destruir la Unión Europea. Trump solo ha recibido a un político europeo y fue al líder del UKIP (el partido británico que ha alentado el Brexit). El Frente Nacional francés de Le Pen también le felicitó efusivamente. Este año hay elecciones en Francia y Alemania. Si en cualquiera de los dos países, las fuerzas anti-europeas vencen o se acercan a la victoria, la Union Europea estará al borde de la ruptura pues son ellos (sobre todo Alemania quien paga la fiesta). ¿Y qué pasa si se rompe la Unión Europea? Pues que se acabarán para España las ayudas comunitarias que da Alemania para hacer carreteras, pagar subsidios y realizar proyectos (esos que se ven con una bandera comunitaria). Además (y esto es lo peor para los que vivimos hipotecados) nos saldremos del euro y tendremos que devolver nuestra hipoteca en euros (o marcos alemanes, tanto da) mientras que volvemos a cobramos en pesetas, con lo que se encarecerá de forma considerable. Así mismo, las facciones internas españolas de separatistas y anti-sistema ganarían fuerza y adeptos, con lo que entraríamos inevitablemente ante una crisis nacional de dificilísima gestión. El paraguas europeo desaparecería y España se enfrentaría sola a un escenario muy similar al de los años treinta.

Todas este apocalipsis depende de lo que haga este hombre en los próximos años. Dios le ilumine. Y si no es así, a los demás, que nos pille confesados.

Rectores de copia y pega

Había una vez en ochenta universidades españolas (pues ahora las hay hasta en los lugares más insospechados) un ser humano muy prestigioso y, sobre todo, muy bien relacionado. Al parecer era un hombre que había estudiado mucho, por lo que decían de él que se había convertido en un profesor ejemplar e intachable, digno de ser imitado. Este hombre siempre tenía un padre (como todo el mundo) que era profesor universitario (no como todo el mundo) y tenía también un hijo que se parecía mucho a él (no en vano eran abuelo, padre e hijo) así que, para que le imitase completamente como un clon, decidió incorporarle a una profesión llena de riesgos, aventuras y desventuras: le hizo profesor universitario como él y como su propio padre (abuelo de la universitaria criatura). Podemos (y no queremos aludir con esto a ningún partido político) decir que copió y pegó a su hijo en la universidad, de la misma forma que había sido copiado y pegado por su padre. Lo llevaban en los genes (y no es que fueran una casta, ¿eh? ¡Hasta ahí podemos llegar!).

Pero su hijo (copiado y pegado en la tarima ante la pizarra; así, de repente) se aburría en la universidad. Esto de investigar era un rollo. Menudo petardo la costumbre esa de leer libros y, sobre todo, de extraer ideas propias. ¿De dónde iba a sacarlas si él mismo era una copia? Por otro lado, ni se le pasaba por la imaginación ser otra cosa en la vida que no fuera ser lo que habían sido su padre y el padre de su padre:  personal docente e investigador (eso es lo que dice en el contrato de todos los profesores universitarios). Si su padre y el padre de su padre le habían copiado y pegado ahí, por algo sería…

Lo malo es que había que ser además de ser humano, docente e investigador. ¡Ahí es nada! ¡Cómo si a todos se nos ocurrieran cosas que investigar! Eso era muy difícil, porque ¿a quién le importa realmente nada? ¿cómo se le puede ocurrir algo útil que investigar a quien ha nacido y se ha criado fuera de la realidad ajena al campus universitario? Pero claro; por otro lado, ¿cómo podía ser un ser humano como él personal docente e investigador sin investigar nada? Había que investigar algo, lo que fuera. Oía a otros compañeros que le decían que estaban investigando temas decisivos para la sociedad,  como el crecimiento del clítoris de las moscas del vinagre, la reproducción de los helechos arborescentes afectados por el cambio climático o la tasa agropecuaria de repoblación interprofesional y sus efectos en la economía del Valle del Tuérano.  ¡Qué rabia le daba su portentosa imaginación! Pero es que a él, Dios mío, no se le ocurría nada y, ,en el fondo en el fondo, la verdad es que todo le daba igual, salvo el calor de la calefacción de su despacho y su cómoda nómina mensual y vitalicia. Así que el primer día de investigación, tras pasar un par de minutos pensando, se desesperó. ¡Es que no se me ocurre pero nada de nada, recórcholis ! (porque este ser humano no dice palabrotas nunca). Así que a los tres o cuatro minutos se animó  a copiar. Y le fue bien. Le sentó mejor que un par de alprazolanes o un whisky doble: se le quitaban todas las angustias rápido. Era fácil,  iba a las bibliotecas, enseñaba su carné de docente investigador, pedía libros a los humildes conserjes (viles seres humanos sin capacidad investigadora por lo que cobraban bastante menos que él) y copiaba párrafos de lo que habrían escrito otros cualesquiera sobre cualquier cosa. Tras la copia, los escribía en su propia investigación con una sonrisa de genio.

El mejor día de su vida fue cuando aprendió que con un programa informático llamado Word Perfect se podían copiar y pegar textos enteros sin necesidad de hacerlo a mano. ¡Menudo chollo! ¡Esto de los ordenadores sí que era un invento! Copia y pega sin fronteras. Mientras tanto, las universidades se multiplicaban en España, por lo que cada vez había más seres humanos como él, copiados y pegados. Y todos eran amigos y se copiaban y pegaban todos sus trabajos de investigación sin delatarse unos a otros, por lo que todos acumulaban sus sexenios sin pestañear. Frases por aquí, parrafitos por allá, una media tesis por otro lado; porque, al final, ¿para qué estudiar nada? Para redondear la orgía de copia y pega, este profesor cortado y pegado por su padre daba clases y a sus alumnos les permitía también copiar y pegar. ¿Por qué no? ¿Acaso tenía que leerse esos rollos de trabajos que le presentaban? ¿Para qué? Buena nota a todo el mundo y a vivir, que son dos días.

Lo mejor era lo de los congresos de investigación. Viajes pagados por España (con suerte por medio mundo) para dejar de dar clase una semana y leer ante otros colegas generosos unos parrafitos copiados de un trabajo ajeno escrito hacía diez años y hecho rodajas de sabiduría por parte de nuestro ser humano tan finas que en cada congreso hacía una glosa amplificativa que luego servía en universidades de todas las latitudes. Los otros profesores asentían mientras leía monocorde y, generosos, aplaudían al finalizar. Así se garantizaban ir en otro congreso a la universidad de nuestro personaje.

Gracias a este mundo de copia y pega, el ser humano copiado y pegado por su padre y por su abuelo y por tanto, el mejor copiador del Reino, fue elevado a la dignidad de jefe de todos los copiones. Se reunía con otros jefes para pedirle al Gobierno más y más dinero para investigar. Y si no se lo daban, golpeaban la mesa con sus puñitos y se ponían a hacer pucheros. Luego, llamaban a los estudiantes y les convencían de que hicieran huelga para que el Gobierno claudicase. A cambio,  prometían a sus alumnos aprobados generales y notas altísimas a los que mejor copiaran.

Pero ahora parece que este hombre tiene problemas. le han pedido la dimisión y al final ha tenido que renunciar al cargo. ¿Pero, por qué, Dios mío? Si a él mismo lo copiaron  y pegaron allí. Si él no tiene culpa de nada… Porque vamos a ver, ¿qué culpa tiene él de que no haya ninguna universidad española entre los mejores ciento cincuenta del mundo? Si al fin y al cabo, su propia universidad ni siquiera sale en el ranking ese de Shangai…  Si es que son ganas de liarla….

La culpa de que no haya reválidas es de Franco

Ministerio de Educación, Madrid

En un artículo anterior, analizaba por qué el pacto educativo ha sido muy difícil en los últimos cuarenta años. Decía que había cinco sectores con poder social que situaban sus intereses como grupos por encima del interés social y del de los estudiantes. Esos cinco grupos son profesores universitarios, los partidos separatistas, los sindicatos y partidos de izquierda, la Iglesia y los centros concertados y los profesores de secundaria y maestros. Hoy quiero tratar las ampollas concretas que levantan las reválidas. ¿Por qué han sido  y son las reválidas la línea del frente de esta guerra educativa?

¿Qué son y a qué llamamos reválidas?

Las reválidas son exámenes que dan lugar a la obtención del título académico correspondiente. En Europa existen las reválidas en bachillerato en todos los países excepto en tres: Suecia, Turquía y España. Estos exámenes garantizan que los aprendizajes de todos los alumnos del país son similares pues las pruebas son organizadas estatalmente.

¿Por qué son buenas las reválidas o exámenes externos?

Aportemos el sentido común. Cuando contratamos un hotel o pensamos ir a un restaurante o hacemos cualquier compra, ¿acaso no acudimos a evaluaciones externas?, ¿o bien nos fiamos de la propia propaganda del local en cuestión sin obtener otras fuentes de información? Dicho de otra manera, ¿por qué existe la Guía Michelín o por qué seguimos los comentarios del Trip Advisor, el Airbnb o Booking? Pues porque son evaluaciones externas, reválidas. ¿Por qué pedimos auditorías en las cuentas de partidos y empresas? Pues porque son evaluaciones externas. ¿O es que a alguien le parece serio que un restaurante se posicione según su propia valoración en la Guía Michelín o un hotel se haga sus propios comentarios en Booking?

Las evaluaciones externas son una garantía de calidad.

Si los títulos dependen de los profesores de cada instituto, todos van a tender a dar por bueno lo que sea, pues si suspenden mucho, su propio trabajo será cuestionado. Es igual que si un cocinero pusiera en la puerta de su local. Aquí, el 50% de los platos están por debajo del 5. ¿Quién va a hacer eso?

¿Pero es que acaso quien paga el sistema educativo, la sociedad, no tiene derecho a evaluarlo?

Obviamente, sí. Es una cuestión de pura lógica y sentido común. Es la forma, además, de garantizar que el trabajo de profesores, alumnos y demás implicados en el sistema es correcto y que el dinero que se invierte en educación y se paga a los profesores está bien invertido. Los profesores universitarios se quejan de que los alumnos de los institutos están mal preparadores y echan la culpa a los de secundaria, y éstos a los maestros… Todos queremos ir a un hospital y que médicos, enfermeros, auxiliares y celadores estén bien preparados y sean amables. Las empresas quieren contratar graduados en Económicas que sepan su trabajo. Esto en España no está garantizado.

Además, las reválidas sirven para que haya una garantía de igualdad de derechos en todos los institutos de España. Al pasar el mismo examen final, todos los profesores se ven forzados a dar los mismos niveles en los centros de los barrios más humildes y en los pudientes y no como ocurre ahora, cuando los sectores más humildes reciben una educación de segunda categoría porque los profesores “se adaptan al contexto”. Hoy, lo cierto, es que el nivel de los institutos es radicalmente distinto. Todo el mundo sabe que las notas de Bachillerato o 4º de ESO se ponen en función de las necesidades de los alumnos para obtener una nota alta que les garantice el acceso a la universidad y la permeabilidad del claustro de profesores a estas presiones. Muchos padres cambian a sus hijos de instituto para llevarlos a los más “benevolentes”. Todo esto acabaría con las reválidas.

Las reválidas se parecen al cuento del traje del emperador (¿recuerdan?: ese que hacen un traje de mentira a un emperador que solo pueden ver los capaces para su cargo) porque son la prueba que  nos van a decir si el emperador va desnudo o vestido realmente; es decir, si el sistema es bueno o malo.

Entonces si son tan buenas… ¿por qué nadie quiere las reválidas?

Pues la respuesta está en el inicio de esa artículo. Los grupos de presión social que dominan el sistema educativo no quieren este sistema de reválidas. Veremos por qué razones.

Los profesores universitarios, verdaderos amos del sistema (son gente ciertamente preocupada por la educación), no quieren reválidas porque son almas tan caritativas que quieren que todas las personas (pero todas, todas) puedan acceder a la Universidad. Es por humanidad. No tiene nada que ver que la instauración de las reválidas supone que el grifo de acceso a la universidad dejaría de estar controlado por ellos. La conferencia de rectores universitarios ha estado machacando al Gobierno hasta que ha conseguido que el examen de selectividad siguiera siendo como hasta ahora; es decir, puesto por las propias universidades y diferente en cada comunidad. ¿Por qué? Pues porque eso les garantiza que el 97% de los alumnos aprueba y por tanto, ellos obtienen las subvenciones que otorga el Estado por cada alumno y, por tanto, les garantiza sus cómodos y vitalicios puestos de trabajo a todos. Si con reválidas de ESO y Bachillerato, la tasa de aprobados bajase al 60% (algo perfectamente posible), la conclusión sería lógica: el 40% de los profesores tendría que ir a la calle. Será imposible que estas buenas gentes estén a favor de las reválidas si no se les garantiza que ellos controlarán el proceso de acceso a la universidad.

Los separatistas tampoco quieren las reválidas ya que han sido elegidos entre los mortales para velar por las esencias de sus patrias inventadas y de bolsillo. Las reválidas las pone el Estado (esa odiosa España, ¡qué asco!) y de esta forma los alumnos tendrían que aprender Historia y Geografía y Literatura y Lengua española forzosamente Y ellos no quieren que los alumnos aprendan la cultura española. Será imposible que estén a favor de las reválidas salvo que estas no sean españolas, sino catalanas o vascas.

Los sindicatos y muchos profesores y maestros son muy buenas personas y se hartan de pedir dinero (al que le llaman calidad) para  el sistema educativo. Pero no quieren reválidas ya que tienen tal confianza en el sistema y en su propia capacidad  como profesionales de la enseñanza que no quieren destacar y ser bien considerados socialmente. Además, bajo ningún concepto quieren segregar a los alumnos y generarles un trauma. ¡Pobres niños! (o mejor chavales, que es la terminología que a ellos les gusta).. Lo cierto y verdad es que las reválidas suponen un elemento de calidad en el sistema que a ellos les aterra. Si se empieza a evaluar externamente a los alumnos, automáticamente se sabrá que tal instituto tiene un 86% de aprobados y otro el 50%, con el consiguiente quebradero de cabeza para esos profesores y centros. Llegará la temida diferenciación… Es más, si eso ocurre en un instituto, bien pronto se sabría qué profesores concretos de este centro garantizan e imparten mejor docencia que sus compañeros. ¿Para qué diferenciarse si todos unidos e iguales somos invencibles? Esto fragmentaría la igualdad por lo bajo que siempre defienden los sindicatos y abriría la puerta a procesos de diferenciación entre los buenos profesores y los malos, cosa que a estos últimos y a los sindicatos les aterra. Solo habrá apoyo de estas personas (que son la mayoría del sistema) a las reválidas si estas no son externas y son los propios profesores quienes ponen las notas a sus alumnos.

Y finalmente, la Iglesia y la patronal de los concertados están en contra de las reválidas (y por ello no han alzado la voz cuando todos los demás se han puesto contra ellas) porque ellos han trucado las notas de sus alumnos de toda la vida. Y esto lo sabe en España cualquier persona que se dedique a la educación. La privada pone mejores notas que la pública. Siempre. Y los maestros de la privada saben muy bien lo que tienen que hacer para mantener su puesto de trabajo y ser bien considerados por su patrón. Cualquier mecanismo que haga que la nota privada pierda peso o desaparezca sustituida por la pública está en contra de sus intereses.

¿Y cómo se defiende todo este conglomerado de intereses inconfesables?

Pues sin confesarlos. Ninguno de estos sectores va a confesar abiertamente que está en contra de las reválidas porque ponen en peligro sus intereses. Y entonces aparecen las divinas palabras  que, como en la obra de Valle Inclán, paralizan a todo el mundo: Las reválidas son segregadoras, injustas y sobre todo, franquistas. ¿Y quién quiere ser franquista salvo para usar el sistema sanitario de la Seguridad Social que fundó el franquismo? Vaya, nos hemos quedado solos, me temo…

Y con esta palabra mágica en la boca, los cuarto sectores sociales se van a los medios de comunicación que controlan  y la repiten sin pudor. Mientras la Iglesia calla… y otorga. Pase que en programas chabacanos y sin ningún rigor como el Intermedio ese chiste cuele, pero es que también aparece esta información en todos los medios separatistas, El Mundo, El País o la Cadena Ser y hasta en la propia Televisión Española, supuestamente controlada por el Gobierno. Y el resultado de todo ello es que  la sociedad española, malinformada y desarmada, acepta que el emperador no va desnudo sino vestido. Las reválidas son franquistas. Punto y final.

Así pues, difícil lo va a tener este país nuestro de cada día para dejar de ser uno de los tres países europeos que no tienen reválidas. Y la culpa, ya lo sabemos, es de Franco.

Los sueños sociales de unos son siempre las pesadillas de todos los demás.

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Ayer, 6 de diciembre de 2016,  en el Parlamento de España hubo diputados que quisieron marcar su oposición a la Constitución de 1978. Es para ellos una ley que supuso una traición y que no merece respeto leal. Es una ley que no les representa. También en algunas ciudades de España, grupos separatistas han ofendido nuestra ley suprema de diferentes maneras. Es evidente que hay muchas personas en España que cuestionan el marco social vigente. ¿Somos conscientes de lo que eso supone?

La democracia es ley antes que nada

Muchas personas creen que la democracia es votar. Y es cierto que esa es una parte de la democracia. Pero no es la única. El voto ha de tener límites para que un estado sea democrático. ¿Se puede votar en España que los negros o los judíos son inferiores? ¿Por qué no? ¿Acaso no tenemos derecho a votar y el pueblo es soberano? ¿Se puede votar en España que determinado líder político (o usted o yo mismo) es un imbécil? La respuesta es no. La Constitución garantiza sus derechos (y los míos). Por esa misma razón, hay otras muchas cosas que tampoco se pueden votar. Porque la ley que garantiza la estabilidad y la concordia, la Constitución lo impide.

Así pues para que haya democracia es  que haya una ley que garantice el derecho al voto y unas normas muy básicas que todos se comprometen a respetar siempre, pase lo que pase. En España esa ley es la Constitución de 1978 y quien la toca, solo la puede sustituir por otra que tenga más apoyo que la actual.

La democracia solo sobrevive en  la moderación

La democracia es siempre el terreno de la estabilidad y la moderación, del acuerdo y la cesión. De forma forzosa e imprescindible. Y cuando esto deja de ser así, es que estamos caminando, lo queramos o no, hacia el enfrentamiento y la guerra. Y por tanto, hacia el final de la democracia. Apliquemos el sentido común. Si en una democracia, un grupo de personas quiere cambiar las normas del juego y otros grupos  están en contra, el grupo renovador solo puede plantearse cambios menores y que no resulten traumáticos a los otros grupos sino quiere crear un enfrentamiento social. Si por el contrario, los cambios planteados son radicales y amenazan con modificar el estatus quo de los demás; es decir, el marco que ha garantizado hasta ese momento la convivencia entre todos, es seguro que la otra parte de la sociedad, que sigue aceptando el marco social vigente, que les ha garantizado la convivencia, se asustará y por tanto, se radicalizará para evitarlo. Esto es absolutamente lógico.

Es más, históricamente, cuando una de las partes se ha radicalizado, el clima social se ha ido tensando hasta desembocar en graves disturbios, asesinatos, revoluciones y guerras. Toda Europa vivió este proceso de radicalización durante los años 30 del siglo XX, una etapa histórica que acabó con la instauración del nazismo en Alemania, del fascismo en Italia, la Guerra Civil española y, finalmente, la devastadora Segunda Guerra Mundial. Todo esto costó decenas de millones de muertos. Ese fue el precio del fin de la democracia.

Los sueños tienen siempre un coste

Que nadie se engañe. Cuando alguien habla de que va a imponer sus sueños, al tratarse de ideas que están muy alejadas de lo que ahora ocurre (si no, no serían sueños), son a la vez la pesadilla de los demás. Los sueños de unos son obligatoriamente las pesadillas de todos los demás. Y esto lo vemos día a día con mayor insistencia en España.  Es muy fácil hacer la carta a los Reyes Magos y pedir que lo pague el vecino. Y es absolutamente ingenuo pensar que el vecino (que es el que tiene el dinero) lo va a pagar. alegremente. Si es poco el pago, se resistirá poco; pero cuanto mayor sea la cuenta, mayor será la resistencia. Esto es de una evidencia palmaria.

Y conseguir los sueños en la tierra no es gratis. Justamente porque son sueños.

Los sueños individuales nos exigen enormes esfuerzos personales, sacrificios, renuncias y pérdidas de todo tipo en aras de lo que queremos conseguir. Seamos deportistas, artistas o simples seres humanos que conocemos el esfuerzo que cuestan las cosas, sabemos que solo con el dolor se alcanzan los sueños. Con nuestro propio dolor, no con el ajeno.

Los sueños sociales también exigen esfuerzos personales, pero además de los nuestros exigen torcer la voluntad de muchas otras personas y obligarles a pasar por sacrificios que no quieren y no tienen por qué asumir. Y la cuestión no es si una cosa es más injusta o menos, porque lo que para unos es justo, para otros no lo será. No hay que quedarse solamente en lo que queremos o nos parece bien, sino que hemos de pensar de qué forma se puede conseguir y si estamos dispuestos a ese coste. Para hacer una tortilla hay que romper los huevos. Y eso no es justo ni injusto; simplemente es. Y solo hay una manera de conseguir sueños sociales, y es por medio de la violencia. “La revolución es la partera de la historia”, decía Carlos Marx, que era un revolucionario valiente y sin careta . Lo que todos los seres humanos hemos de preguntarnos es qué precio estamos dispuestos a hacer pagar a nuestros semejantes por imponer nuestros sueños sociales. ¿La represión y la cárcel? ¿los campos de concentración? ¿el atentado terrorista? ¿el asesinato? ¿la revolución y la guerra? Solo cuando hayamos contestado a estas preguntas, podemos seguir la senda de la radicalización y de los sueños.

La democracia es el sistema del cambio pacífico

Esto no significa que no se puedan cambiar las cosas. La democracia es el terreno del cambio posible y pacífico. La democracia permite que las sociedades han cambiado y cambian, diariamente, sin violencia. De la sociedad española de mi infancia a la actual hay cambios tremendos. La libertad política, el ingreso pleno de España en Europa y en el mundo occidental, la incorporación de la mujer al trabajo, la generalización de los anticonceptivos o la instauración de la informática en nuestras vidas han supuesto un cambio radical en la sociedad española. Todos esos cambios han sido posibles dentro del marco constitucional vigente. Un marco democrático y reformista. No fueron posibles en el marco anterior (el del general Franco), ni tampoco lo serían en el que nos prometen los que proclaman sus sueños, nos prometen asaltar los cielos y en la práctica gestionan las peores  pesadillas en Cuba o Venezuela, aunque ellos prefieran vivir aquí en este lodazal de corrupción. Sacrificados que son, sacrifican sus sueños por nosotros.

Querámonos a nosotros mismos y busquemos la concordia. Cualquier grupo que aspire al cambio de la Constitución de 1978 debe garantizar un consenso mayor que el que se consiguió entonces. Lo demás es conducir a la población (y no como Marx, con la verdad por delante, sino con engaños y embelecos) por la senda que lleva al enfrentamiento violento, al asesinato y la guerra.