El socialismo se muere de éxito

Sí, han leído bien. El socialismo está muriendo de éxito. Esa es mi opinión. Y voy a argumentarla brevemente.

Lo primero que quiero hacer es definir qué entiendo por socialismo en este artículo. Y no me refiero aquí al término empleado por Marx, como ideología que busca la superación de la sociedad capitalista en una sociedad sin clases, sino que me refiero a lo que modernamente se ha llamado socialismo democrático o socialdemocracia. Es decir, a la ideología del conjunto de partidos que formaron la antigua Segunda Internacional y más modernamente denominada Internacional Socialista (PSOE, PSF, SPD, PASOK, PSI, etc). que consiste básicamente en un capitalismo con un nivel de impuestos muy fuerte que a su vez garantice subsidios y un sistema educativo y sanitario gratuitos. Algo que era un sueño para los socialdemócratas en 1915 y que convirtieron en su razón de ser, en su gran objetivo estratégico. Mientras tanto, los comunistas construyeron la URSS con los resultados de todos conocidos.

Pero en los últimos años, todos estos partidos socialistas están sufriendo un importantísimo retroceso. Comenzó la debacle con el fin del Partido Socialista Italiano, al que siguió luego el griego PASOK y al que se han sucedido las importantísimas crisis que sufre la socialdemocracia en Reino Unido, Alemania, en España y ahora también en Francia, donde el otrora poderoso PSF no ha llegado al 7% de los votos en las últimas elecciones.

¿Y por qué ocurre esto? Hay diferentes causas o razones, pero en mi modesta opinión, lo fundamental es que la ideología que dio lugar al surgimiento de la socialdemócrata a principios del siglo XX (apuntalamiento del estado del bienestar dentro del sistema capitalista, subsidios sociales, alto nivel de impuestos, libertades democráticas) son hoy una realidad en toda Europa. Es más, mientras que en los inicios del siglo XX o en otros países, como en Estados Unidos, las fuerzas de derechas no apoyan estas políticas y se oponen furiosamente a las mismas (defendiendo por tanto un modelo abiertamente liberal), lo cierto es que la derecha europea ha hecho suyas estas políticas hasta el punto de que si nos fijamos, sea el país que fuere en el que gobierne la derecha, lo cierto es que no acaban ni con subsidios, ni con los altos niveles impositivos, ni con el aborto ni con el divorcio, ni con un amplio gasto en educación y sanidad. Esa es, digan lo que digan, la verdad. Y por ello, el socialismo democrático, alcanzados sus objetivos fundacionales,  tiene dos opciones: o fusionarse realmente en un mismo cuerpo político con quien en la práctica defiende las mismas ideas (la derecha) o bien lanzarse hacia la extrema izquierda, asumiendo postulado políticos que tradicionalmente han sido propios del comunismo o de ideologías ajenas al socialismo originario (feminismo, ecologismo, animalismo…).

Defender que el socialismo fue anticapitalista y extremista, como defienden algunos militantes, es una falta a la verdad. ¿O acaso no fue el PSOE quien realizó la reconversión en los años ochenta, privatizó las empresas públicas, aprobó el aborto, diseñó el sistema educativo y sanitario que tenemos y nos metió en la OTAN?  ¿Cuál de esas políticas ha sido derogada por el Partido Popular? Ninguna.

Hoy, se pongan como se pongan las bases socialistas y algunos de sus dirigentes, lo cierto es que desde postulados socialdemócratas ya no hay margen para enfrentarse a la derecha real, porque la derecha se ha echado a la izquierda hasta confundirse con ella como si dos líquidos echados en un mismo recipiente se hubieran acabado mezclando hasta hacerse indistinguibles uno de otro y conformar una sola sustancia.

Afortunadamente, esa sustancia es la de la moderación y el consenso. Espero que los socialistas se den cuenta de su triunfo real y no se echen a la izquierda para convertirse en lo que nunca fueron: comunistas.

Es tiempo de unirse frente a los extremismos, que solo pueden medrar si las personas buenas y sensatas nos fijamos más en lo muchísimo que tenemos en común que en lo poco que nos separa.. Quiera Dios que seamos capaces de mirar a los demás con empatía para verlo.