¿Quién es quién en la guerra de Podemos?

Parece que por fin ha estallado la guerra en Podemos. El partido que iba a cambiar la política está reproduciendo los mismos elementos viejos, de toda la historia de la humanidad, demostrando una vez más que la lucha por el poder es uno de los móviles más poderosos para los seres humanos hasta el punto de que algunos llaman a sus partidos precisamente Podemos. Tratamos en esta entrada de reflexionar sobre cuáles son las fuerzas reales en litigio.

Además hay que recordar que uno de los eslóganes más coreados en las manifestaciones del 15-M fue «¡Que no, que no, que no nos representan!» suponiendo que las fuerzas como el PSOE o el PP no representaban a la población española. Podemos surgió (esa era la teoría) como la fuerza que iba a representar a todas esas personas que iban a las manifestaciones. Pero ¿a quién representan realmente cada una de sus tres corrientes?

Pablo Iglesias o el comunismo travestido.

La familia fundamental hoy en Podemos es la comunista tradicional. Es por ello por lo que la vamos a dedicar el grueso de nuestro artículo. Yo siempre he mantenido la teoría de que Pablo Iglesias era en realidad un submarino de los comunistas de Anguita; es decir, que Iglesias es un comunista travestido por puro oportunismo ¿En qué me baso para decir esto? En primer lugar, Pablo Iglesias fue educado en el más puro estalinismo. Sus padres ya eran militantes del PCE (su padre en concreto apoyó el terrorismo del FRAP) y su madre era liberada de CCOO y abogada laboralista. ¿Podemos imaginar sus conversaciones familiares en las comidas y sobremesas? ¿Qué cosas le dijeron sus padres sobre el mundo y la vida desde que aprendió a hablar? ¿Por qué no hizo la comunión y si militó en la UJCE desde los catorce años?. Por pura lógica (su nombre lo delata) fue diseñado, criado, educado y amaestrado por sus padres desde pequeño para convertirse en un estalinista. De hecho, militó en las Juventudes Comunistas desde su infancia (UJCE). Desde el principio fue dirigente y asistió a escuelas de cuadros estalinistas donde fue instruido, entre otros por Manuel Monereo, un ex-miltante del PCPE al que integró en las filas de Podemos en 2016. Tras salir de las Juventudes Comunistas, Iglesias siguió manteniendo lazos con el partido de sus padres hasta hoy. Fue asesor de Gaspar Llamazares en las elecciones de 2011 (cuando aún no se había apropiado del 15-M). Pablo Iglesias nunca ha ocultado esos lazos ni tampoco su admiración por figuras como Lenin, Fidel Castro o Ernesto Che Guevara. Basta con leer su biografía o ver sus videos para darse cuenta de lo que acabo de afirmar. En ese que ponemos aquí en concreto, podemos ver con nitidez todo su pensamiento político. Son dos horas de video, pero no tienen desperdicio.

Como es excesivamente largo, ofrecemos este otro con un minuto que resume el mismo.

Ya en las últimas elecciones, Pablo Iglesias consiguió que Podemos aceptase una alianza con Izquierda Unida, embarcó como Caballo de Troya a Alberto Garzón y cuando creía que el sorpasso era un hecho, metió en las listas a su padre político (Monereo)  y Anguita acudió a su mitin en Córdoba para bendecir esa fusión.

Muy probablemente, toda esta operación se había gestado en secreto meses atrás en reuniones entre Pablo Iglesias y Anguita. Esto es lo que explicaría el odio que el otro sector de Izquierda Unida (enemigo de Anguita) tiene a Podemos. Es la típica pelea a muerte entre estalinistas. Nada nuevo desde 1924.

Ahora, que se acerca Vistalegre 2, Pablo Iglesias, mientras exige una dirección absolutamente centralizada en la que el secretario general (es decir, él mismo) pueda ordenar y componer todo a su antojo, habla también de unidad y de fusión con otras fuerzas más amplias. A nadie dentro de Podemos se le escapa que esa fusión es con el viejo PCE. De esta forma, el PCE desembarcaría en Podemos con el objetivo lógico de dominarlo. Vistas así las cosas, para Pablo Iglesias, Podemos no es más que una careta tras la que ocultar su verdadera ideología comunista. Sabiendo que la población rechazaría esta ideología, hay un esfuerzo consciente en Pablo Iglesias por ocultar sus orígenes. Este caudillo en ciernes es en realidad un guía que intenta conducir a millones de personas a un sitio donde no quieren ir: al comunismo. Es un comunista travestido. En este video expresa él mismo con claridad meridiana  su cínico planteamiento.

La tendencia errejonista

Íñigo Errejón encabeza el otro lado de esta tensa pugna. Es hijo de un miembro del antiguo PTE, otra organización maoísta, por lo que también le viene el ultraizquierdismo de cuna. Sin embargo, curiosamente, ha sido capaz, como su padre (un alto funcionario del Estado) de equilibrar este ultraizquierdismo con criarse en el municipio más exclusivo de España (Pozuelo) viviendo de forma bastante diferente a cómo lo hacían las personas a las que quiere representar. Muy probablemente sus conocimientos sobre las condiciones reales de vida de la clase trabajadora sean inexistentes o se reduzcan a su trato con el servicio doméstico.. Ideológicamente, se ha decantado por un modelo podemita al estilo peronista; es decir, intentando crear un partido interclasista en el que las palabras pueblo o patria signifiquen los míos sin excluir a personas de ningún sector social. Laboralmente, ha vivido de la universidad colocado a dedo y a tiempo parcial por otros profesores de su misma cuerda ideológica a costa del erario público.

Criado a los pechos de Pablo Iglesias en la facultad, Errejón se ha rebelado. Es muy significativo el tono paternal y de superioridad con que Pablo Iglesias habla en el video anterior sobre «su amigo». Con amigos como estos, ¿para qué queremos enemigos? El caso es que el pequeño Íñigo se ha rebelado y puede quitarle el juguete a su viejo jefe. Dedicaremos a esta rebelión un capítulo aparte, pues creo que linda con el terreno de la psicología.  Muy probablemente en la rebelión protagonizada hoy tengan mucho que ver su padre y la poscion de El País, alentándole a ella desde hace meses.

El grupo Prisa en general ha intentado exagerar las diferencias internas entre Iglesias y Errejón, ofreciendo además una imagen negativa, extremista y agresiva de Iglesias, mientras muestran a Errejón como una personas más moderada, dialogante y sensata (y por tanto favorable a un pacto con el PSOE). Basta con ver la columna elogiosa que le dedicó el fin de semana pasado Manuel Vicent. Es obvio que El País cree que el errejonista es un sector más influenciable y “derechista” y en el caso de una debacle o un colapso electoral del PSOE (partido sobre el que Prisa se ha sostenido durante los cuarenta años de la Segunda restauración) se convertiría en su opción preferente. Entienden los prisaicos que dándo una imagen positiva sobre la corriente errejonista en sus informaciones van a conseguir a la larga influir sobre Errejòn y su sector, acercándoles a posiciones moderadas y manipulables para sus intereses. Por eso, Iglesias se queja de que Errejón quiere construir un PSOE-2.

Los ultraizquierdistas de Izquierda Anticapitalista

El tercer grupo en litigio es el encabezado por Miguel Urbán y Teresa Rodríguez. Estos forman parte de un partido previo denominado Izquierda Anticapitalista, que supuestamente se disolvió para intergrarse en Podemos. Como podemos suponer y demuestra su existencia como corriente, estos militantes se seguirán reuniendo aparte para pactar su estrategia interna dentro de Podemos. Izquierda Anticapitalista procede del naufragio del Movimiento Comunista (maoísta) y la Liga Comunista Revolucionaria, (trotskista mandelista); es decir, se trata de una organización de extrema izquierda también comunista, que se presentó muchas veces a las elecciones de forma abierta sin obtener resultado alguno, pero que ahora, tras la careta de Podemos, ha obtenido mucho más éxito.

¿Qué tienen todos en común?

Pues su anticapitalismo, su odio al sistema democrático representativo y a la libertad de empresa y su simpatía por el separatismo y por los regímenes radicales de izquierda de antes, de ahora y de mañana.

También tienen en común otros elementos: su oportunismo y falsedad. Todos se aprovechan e intentan capitalizar los restos del 15-M fingiendo su identificación con las personas que allí se movilizaron. Todos quieren quedarse con esa tarta y el problema es que difieren sobre cómo hacerlo. Tras su abierta lucha por el poder, ha quedado muy claro que, por sus métodos y sus ansias, están peleándose igual que se ha peleado siempre en estos casos: a cara de perro. Lejos queda el eco del «¡Que no nos representan!” que decían encabezar. Lo cierto y verdad es que ahora ellos están peleando por ver quien se lleva el gato al agua, quien se queda como representante de los que no tenían representación. Y no lo olvidemos, la tarta o el bollo suizo por el que ellos pelean, somos nosotros.