Una lectura política de La casa de Bernarda Alba

Acabo de releer, por motivos profesionales, La casa de Bernarda Alba. Y en este artículo no voy a tratar aspectos que ya han sido tratados y demostrados en la última década, aunque sí esbozarlos, para que el profano en la materia sea capaz de profundizar si quiere en las causas de la muerte del autor granadino y ver la relación que esta tuvo con la publicación de su obra. El asesinato de Lorca, tal y como se demuestra en el excelente documental Lorca, el mar deja de moverse  fue la consecuencia de rencillas familiares y odios personales que se unieron a la terrible situación política que estalló en España en 1936. Lorca reflejó en su obra con nombres y apellidos reales a la despótica familia Alba-Roldán con quien mantenía la suya lazos familiares y de vecindad. Su asesinato fue la venganza ante esta supuesta ofensa. Esto explica la actitud de la familia de Lorca de absoluta oposición a que se invierta dinero en buscar sus restos. Para ellos, la muerte de su más famoso familiar era tabú.

Pero la lectura de Bernarda Alba de estos días ha encendido una débil luz en mi mente y es la posibilidad de interpretar la obra desde un punto de vista político. No estoy diciendo con esto que el propio autor diseñara su obra desde planteamientos políticos de forma consciente, sino que, en el maremágnum en que se convirtió España en 1936, Lorca, inconscientemente, reflejó en la obra su visión sobre el conflicto ideológico de las fuerzas antagónicas que en España estaban a punto de enfrentarse en una guerra civil abierta. No olvidemos que Lorca escribió la obra en pocas semanas y la remató en junio de 1936.

La España de 1936 y la violencia política

Para ello es preciso hacerse cargo de cuál era la situación española de la época. El país desde 1931 estaba embarcado en una dinámica de acción-reacción que amenazaba día a día en solucionarse por medio de una confrontación violenta. La polarización entre derechas e izquierdas era cada día mayor. Tras la Revolución de 1934 en la que el PSOE y los anarquistas de la CNT unidos a fuerzas separatistas catalanas intentaron derrocar la República, todo había ido a peor. La violencia política se adueñó de las calles. Un país absolutamente a la deriva en el que se habían producido unas elecciones en febrero de 1936 en las que habían vencido fraudulentamente las izquierdas (esto está hoy demostrado documentalmente gracias al libro de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, 1936: Fraude y Violencia). Una España en la que a partir de ese día funesto, se producía una media de tres asesinatos políticos diarios y los diputados como la Pasionaria asaltaban las cárceles liberando los presos de la Revolución de 1934 sin mandato judicial alguno. El caos era la realidad cotidiana de la población.

La ideología de García Lorca

Lorca procede de una familia acomodada, terrateniente, pero de ideología republicana. Es, además, homosexual y mantiene una posición amistosa y abierta hacia la ideología comunista. Sus críticas al capitalismo son bien visisbles en su obra Poeta en Nueva York. No es un político y nunca lo será, pero sí es lo que los comunistas de la época llamaban un “compañero de viaje”.  Por otro lado, habría que señalar su identificación con colectivos marginales como los negros y los gitanos es también evidente en su obra. Su posición en materia sexual en todas sus obras es siempre liberal y tendente a exaltar los instintos por encima de las convenciones sociales de la época o el propio matrimonio. Esto es perceptible tanto en Yerma como en Bodas de sangre. Es decir, se trata de un autor comprometido (no de un político) que se mueve en una ideología vagamente izquierdista en el aspecto político y absolutamente liberal en el terreno sexual. Es desde este postulado desde el que hay que entender la obra.

La lectura política de La casa de Bernarda Alba

En ella, el personaje de Bernarda Alba representa, justamente, a los sectores sociales que se enfrentan a la ideología de Lorca. Bernarda Alba es el autoritarismo y la represión: no tenemos más que ver cómo ha convertido su casa en una cárcel de la que no deja salir a sus hijas, cómo las somete al silencio y a la represión de los sentimientos. Es una persona cruel, fría y desalmada. Es también, por otro lado, una persona muy preocupada por las apariencias y el respeto hipócrita de las convenciones sociales hasta el punto de llegar a la mentira y la ocultación de la verdad (y por ello finalmente, aunque su hija ha perdido la virginidad con Pepe el Romano, proclamará su castidad e inocencia). Y también es enormemente clasista y está muy preocupada por el dinero. No permite que sus hijas se casen con personas que no sean de su clase social. Todos estos defectos son los mismos defectos que veía Lorca en las capas dominantes españoles y muy especialmente en los pueblos, a los que de forma equivocada corrió a refugiarse en julio de 1936.

 

Contra esa España tradicional y reaccionaria de la CEDA representada por Bernarda Alba, se alza Adela, que en esta lectura política representaría inconscientemente la posición liberal, sobre todo en el aspecto sexual, de las capas burguesas; es decir, sería una contrafigura de las propias posiciones de Lorca. Esa España está llamada a la rebelión (de ahí que Adela rompa el bastón de su madre) y de hecho en la primavera de 1936 esa rebelión ya se estaba produciendo.

 

¿Y quién es Pepe el Romano? Un personaje externo, al que no vemos nunca, “pero tiene la fuerza de un león” y es el causante último que agita la España cerrada de Bernarda y de las capas reaccionarias. Si no fuera por él, a pesar de no aparecer en escena, Adela no se rebelaría. En mi opinión, políticamente Pepe representa al sector social destinado a “salvar”, a redimir a las otras capas sociales y a romper el dominio de la oligarquía tradicional. Es por tanto un símbolo vago de las ideas proletarias y marxistas. Es ese “fantasma que recorre Europa” al que se refirió Carlos Marx.

 

Adela se suicida al creer que esa posibilidad ha muerto. Y no es así, Lorca apuesta porque eso todavía es posible. ¿Por qué no puede enfrentarse Pepe a Bernarda? Porque no tiene armas. Bernarda tiene las armas porque representa el poder del Estado. Marx dijo que el Estado se reduce al final a un grupo de personas armadas en defensa de la propiedad privada. Esa es Bernarda Alba. Y ahí está la posibilidad de que Pepe, en un futuro, armado, pueda enfrentarse a ella.

 

Finalmente, la enorme violencia que se aprecia en la obra, con actos de sexo colectivo (lo que hoy se llama bukake), los linchamientos a mujeres, el intento de asesinato de Pepe o el suicidio de Adela son reflejo de la caótica situación que en los meses anteriores se había desencadenado en España hasta amenazar la convivencia con funestas consecuencias. Ese mismo juego de acción-reacción que se precipita en el final de la obra con la rebelión de Adela y la consiguiente ruptura del bastón, asesinato y suicidio fue el que se estaba dando en la realidad.

 

Lógicamente, esto es mi lectura personal. No es una lectura excluyente sino complementaria a otras que se han realizado y se seguirán realizando. Y no pretendo, ni podría pretender dados mis escasos conocimientos, plantear más que esta sencilla pregunta: ¿Hubiese escrito Lorca esta obra, tal y como la conocemos, en 1927?